La sensibilidad dental es una llamada de alerta que deberíamos tener siempre en cuenta. Es una muestra de que algo no anda bien y siempre es recomendable acudir al especialista cuando se tienen molestias.
Se manifiesta en una sensación de dolor o de calambre intenso y de breve duración que recorre el diente y que puede irradiar a otras partes.
Causas y diagnóstico
Sentir dolor en los dientes cuando se exponen al frío o al calor intenso o se toman alimentos muy dulces o ácidos es una llamada de atención que no debe desatenderse.
Normalmente se debe a un deterioro del esmalte o de las encías y conviene acudir al dentista para atajarlo y para descartar que no haya problemas más graves que estén causando la molestia.
El diente se compone de diversas partes. La zona exterior o esmalte, la zona interior, o pulpa, y la intermedia llamada dentina. La sensibilidad dental se produce cuando la dentina pierde su protección natural y queda al descubierto.
La dentina contiene miles de tubos microscópicos, llamados túbulos dentinarios, que conectan la parte exterior del diente con las terminaciones nerviosas.
La sensibilidad dental se produce por la exposición de estos túbulos a la cavidad oral. Estos túbulos son como unos canales que comunican el exterior con la pulpa del diente. Cuando esos canales están abiertos al frío, al roce o al dulce se genera ese dolor.
Lo primero que tiene que hacer el especialista es descartar que no existe un problema distinto que esté provocando el dolor, como sería por ejemplo una caries que también afecte al nervio o una fractura o grieta del diente.
De no existir afecciones ocultas, nos encontraríamos entonces ante un problema específico de sensibilidad dental debido a la exposición de la dentina, ya sea por la pérdida de la capa de esmalte o la retracción de las encías.
En la mayoría de las ocasiones este deterioro se debe a excesos en el cepillado, roces en el diente o causas innatas, como una baja mineralización de la dentadura.
Tratamiento de la sensibilidad dental
Ante esta situación, es posible llevar a cabo distintos tratamientos. Se pueden emplear diariamente pastas de dientes desensibilizantes.
La mayoría de estas pastas incluyen diversos compuestos, como las sales de potasio, que son agentes desensibilizantes que penetran hasta la pulpa por los túbulos dentinarios abiertos y actúan inhibiendo la transmisión nerviosa que produce el dolor.
Además, se pueden aplicar geles fluorados. Esta es una técnica para fortalecer el esmalte que se realiza en la consulta y que consigue reducir la transmisión de sensaciones desagradables al nervio.
7 claves para prevenir la sensibilidad dental
- Evitar los alimentos ácidos que pueden desgastar el esmalte del diente, como refrescos carbonatados, vinos, aliños con mucho vinagre.
- Se recomienda usar pasta de dientes poco abrasiva, usar hilo dental y limpiador lingual y cambiar el cepillo cada tres meses.
- También pueden usarse dentífricos y enjuagues bucales específicos para reducir la sensibilidad dental, que alivian las molestias y refuerzan el esmalte.
- Emplear un cepillo de filamentos de dureza media y controlando la presión que se ejerce para disminuir la abrasión del esmalte y el roce con las encías.
- Evitar los cambios bruscos de temperatura en las comidas y bebidas.
- No introducir objetos en la boca que provoquen desgaste en los dientes, como lápices y bolígrafos ni usar los dientes de forma indebida, como abrir envases o cortar cosas con ellos.
- Si la sensibilidad la causa el bruxismo, lo mejor es usar una férula nocturna que proteja los dientes del contacto durante el sueño.
Te invitamos a compartir este artículo para ayudar a otras personas a que conozcan mejor la sensibilidad dental, sepan cómo prevenirla y acudan al odontólogo ante los primeros síntomas.